Durante el encuentro de este fin de semana, se ha
tenido un contacto más pleno con la naturaleza. Nos hemos sentido si
cabe más acogidos, naturales y mimetizados/integrados en el lugar. Ha
habido varias personas del grupo que han visto sentido como hilos
blancos entre las plantas, y que reflejaban luz u otro tipo de energía.
Justo estas plantas, también se encontraban en el centro de nuestra
reunión.
Curiosamente la semana anterior se
nos decía en mensaje del guía y compañero Sampiac, que la expresión de
la Vida de la Naturaleza, nuestra expresión de Vida Humana y la relación
de Unidad e integración entre ambas, debemos esforzarnos un poco más en
sentirla, comprenderla y sintonizarnos con ella (puesto que son lo
mismo, ese enlace, esa percepción).
Como
siempre, hemos trabajado desde el corazón y desde el entendimiento
humano, comprendiendo más y mejor de nuestro aprendizaje, revisando qué
haceres en nuestra vida diaria y como comprender mejor las cosas que nos
ocurren en nuestras experiencias y relaciones. Al final siempre la
comprensión es desde uno mismo, aunque las experiencias bien en la vida o
en las reuniones de trabajo, nos ocurran compartidas.
Siempre
el ser humano debe nutrirse de lo mejor y realizar la comprensión
natural que hay en él, esforzándose por su crecimiento individual y
colectivo al mismo tiempo.
Siempre que el ser
humano se “encuentre” bien, sabrá y sentirá su rumbo único, su destino,
su realización desde su interior. Los destinos se rigen, sienten y
realizan desde el interior de cada uno de nosotros, y la vida nos reúne
para compartir con nuestros semejantes. Aunque debemos llegar a
comprender que esa reunión o compartir en la vida, es un acompañamiento y
existencia en paralelo en nuestra realización individual.
Siempre
debemos encontrar lo que nos comunica a unos con otros, lo mejor.
Siempre tenemos una luz, un sentimiento de paz y comunión que nos une,
de bien estar. Así que hay que fomentar los lazos de unión en bien estar
para todos, desde el nuestro “encontrado”.
Para
ello siempre, debemos encontrar nuestro bien estar antes de querer que
los otros seres humanos nos encuentren. Si nosotros no nos hemos
encontrado, ¿cómo hacemos responsables de nuestros estados de no bien
estar o cuadratura a los demás?
Debemos entender que nosotros somos los verdaderos artífices de nuestros estados, y nuestras decisiones nos llevan a ellos. Sabiendo que siempre siempre siempre, nuestras decisiones verdaderas en nosotros mismos, libres, nos permiten cambiar y ajustar nuestros estados en La Vida. Con ello, situándonos en un nivel de vibración, atrayendo o siendo atraídos a situaciones y experiencias dentro de ese estado o nivel de conciencia alcanzado/propiciado.
Debemos entender que nosotros somos los verdaderos artífices de nuestros estados, y nuestras decisiones nos llevan a ellos. Sabiendo que siempre siempre siempre, nuestras decisiones verdaderas en nosotros mismos, libres, nos permiten cambiar y ajustar nuestros estados en La Vida. Con ello, situándonos en un nivel de vibración, atrayendo o siendo atraídos a situaciones y experiencias dentro de ese estado o nivel de conciencia alcanzado/propiciado.
Por lo tanto nosotros
somos los artífices participativos de nuestras realidades. Y si nos
esforzamos por saber y comprender más de nuestro verdadero potencial que
somos, el “Ser Humano”, hallaremos y descubriremos mejor la forma de
alcanzar nuestro más elevado potencial.
También
la necesidad de comprender que nuestra responsabilidad empieza primero y
siempre por nosotros mismos, luego los demás. Y hay que alcanzar y ser
siempre en los mejores estados interiores, para guiarnos sin pérdida en
nuestro desarrollo y al mismo tiempo darnos en todo lo que podamos, en
lo que podemos asumir hacia los demás, siendo nuestro bien estar. Debe
quedar muy claro que para que nosotros demos nuestro mejor bien a los
demás, debemos SER Y ESTAR BIEN INTERIORMENTE (en nuestros estados
logrados). Siendo así la única forma de dar lo mejor de nosotros a todos
los demás (y eso es una responsabilidad muy grande), porque siempre
somos responsables de lo que estamos dando y llenando a los demás, desde
nosotros.
Si lo que enviamos y damos a los
demás, es lo mejor de nosotros, siempre los demás estarán llenos de “lo
mejor” que somos capaces de ser, es decir, se llenarán y serán nuestro
mejor Yo.
Y si todos hacemos lo mismo, todos nos llenaremos del mejor Yo del otro, del mejor bien estar común.
También
debemos comprender, que nuestra libertad empieza y acaba en nosotros, y
que los demás también tienen exactamente lo mismo.
Que tan solo nuestra percepción de lo mismo y nuestras decisiones particulares, nos diferencian.
Que tan solo nuestra percepción de lo mismo y nuestras decisiones particulares, nos diferencian.
Siempre hay que respetar lo que el otro ser humano, la otra persona decide para sí misma en su decisión interior, sin querer imponerse al otro, haciendo/pensando/viendo las experiencias como nosotros queramos.
Siempre
debe haber libertad de decisión y expresión, así cada uno se sitúa en
su nivel, el que es capaz de ser y existir en ese momento. Que no tiene
el porqué de coincidir con las decisiones y niveles de existir de los
demás.
Debemos comprender cada vez más que
la libertad del otro, es la misma que la nuestra, y que tan solo el
respeto y reconocer esa libertad del otro, nos va a permitir existir en
comunidad con entendimiento, paz y evolución.
Ese
estado de permisividad del otro, empieza por tener en cuenta algo
clave, entender que el respeto también es Amor. Que aunque no
comprendamos las decisiones tomadas por los demás, o incluso el pensar o
sentir que nosotros hubiéramos
hecho las cosas de forma diferente, debemos apreciar la libertad de
decisión y la diferencia de desarrollo. Debemos descubrir y reconocer el
ACIERTO, en las decisiones tomadas por los demás en ese momento, aún
equivocadas para nosotros.
Así siempre
estaremos en nuestro mejor estado todos, el nuestro. Reconocido,
respetado y entendido por todos, aun pensando cada uno de forma
diferente.